La problemática del rural en Galicia

Tysmagazine aborda en el artículo de hoy la compleja situación del ámbito rural en Galicia. La localización de la población gallega se rige por una dinámica que parece irreversible y que tiende al vaciamiento del mundo rural profundo, situándose fuera de los ejes de desarrollo y polos de concentración que, a su vez, siguen acumulando población y actividad económica. A este hecho hay que ligarle la falta de reemplazo generacional y el envejecimiento de la población que está sufriendo la comunidad gallega. Los datos del INE (2013) resultan inapelables. Bajan las cuatro provincias, siendo la de A Coruña la que más pierde en números absolutos por ser también la de mayor número de habitantes. En el total de Galicia por municipios, después de Vigo (pierde 860 habitantes) repite Ferrol, la ciudad que más población ha perdido en España durante este siglo. En esta ocasión son 700 residentes menos que en el anterior padrón de la ciudad departamental. La paradoja es que mientras tanto, Narón sigue creciendo y con el incremento de su censo en 220 vecinos roza ya los 40.000. Es el octavo municipio de Galicia, por delante de Vilagarcía y cerca de Ferrol.

Aldea en el concello de O Irixo
Aldea en el concello de O Irixo

Pero el que más creció fue en esta ocasión fue Santiago, que gracias a una política eficiente ha conseguido volver a incrementar su padrón, quizá a costa de Ames, del área compostelana, que en los últimos años había sido el primer ayuntamiento del ranking por crecimiento, y que en esta ocasión es el tercero que más pierde al bajar 600. La capital gallega suma 370 y vuelve a acercarse a los 100.000 habitantes con 96.041, muy cerca de Lugo de nuevo, que en esta ocasión retrocede, igual que Ourense, aunque de forma mínima.


En el territorio de las Rías Baixas, los descensos son generalizados, lo que supone una novedad. Pero hay excepciones, casi todas ellas en el área metropolitana de Vigo. Porriño roza los 20.000 censados al sumar 365 más en el último año. Es el segundo ejercicio consecutivo en progresión. También aumenta de nuevo Pontevedra, y es la única de las siete ciudades gallegas que lo hace. Apenas 250 habitantes, pero un dato muy llamativo en el panorama de recesión demográfica. Además, la proyecciones hasta 2023 indican que será la única área urbana gallega que no perderá residentes. En la comarca metropolitana viguesa suben también Cangas, Moaña, Mos, Salvaterra, Soutomaior, Gondomar y Salvaterra, confirmando la solidez de la zona.

A pesar de la reciente pérdida de población en las ciudades, el poder de atracción de las capitales provinciales y su área de influencia próxima está muy presente en todo Galicia. Es decir, estos espacios cuyas sinergias con la cabecera provincial generan una actividad económica que demanda población, están vaciando las zonas rurales cuya base económica se centraba en la agricultura. El resultado de este proceso es evidente. Casi el 25% del rural de Galicia, se abandona, con efectos de largo alcance. Esto se traduce en un incremento sustancial en las posibilidades de sufrir incendios forestales a la par que se da una devaluación agrícola.

Aldea en el concello de O Irixo
Aldea en el concello de O Irixo

En la Galicia rural existen muchas granjas pequeñas, con pequeñas parcelas y con terrenos en multipropiedad (desacuerdos en el reparto de cupos en las herencias). En muchos casos los propietarios de tierras simplemente, no viven allí, ni tampoco ceden o arriendan la tierra para destinarla a producción agropecuaria. En este sentido se viene de presentar el nuevo Plan de Desarrollo Rural de Galicia (PDR) para el período 2014-2020 en el que, según comentó el presidente de la Xunta de Galicia, Feijoo, se tomarán medidas en este sentido. Se establecerá la obligatoriedad hacia los propietarios de poner en producción las tierras abandonadas bien sea de manera directa, bien sea arrendándolas a terceros o bien sea cediéndoselas al Banco de Tierras de Galicia (BANTEGAL). Estos hechos no implicarán la pérdida de propiedad de la tierra.

Debido a los bajos costes de muchas parcelas situadas en zonas deprimidas no es rentable vender por lo que, para muchos propietarios, es mejor dejarlo más o menos abandonado. A todo esto hay que sumarle la histórica idiosincrasia de los gallegos que no quieren vender sus tierras sino que prefieren mantenerlas como un recurso de capital en caso de necesidad económica o a la espera de que su valor aumente debido a una expansión urbana, proceso forestal, etc.


Esta manera de pensar, supone para muchos autores, una losa que se arrastra desde el intenso período emigratorio gallego (especialmente segunda mitad del siglo XX) y el posterior retorno de emigrantes. Eran pocos los retornados que invertían en crear fábricas o empresas sino que la mayoría preferían invertir en tierra. Este hecho supuso que no se desarrollase una industria de base que permitiese a la región despuntar como una zona industrializada sino que se mantuvo como un espacio cuya base económica era y es, eminentemente agraria.

Construcción abandonada en la Galicia rural. Autor: Federico Romero
Construcción abandonada en la Galicia rural. Autor: Federico Romero

Con la entrada de España en la UE Galicia (objetivo 1) recibe importantes aportes económicos para el desarrollo rural de la región lo que, a priori, debería contribuir a atraer y fijar población en el campo. Viéndolo con perspectiva, da la sensación de que gracias a la PAC se perdió mucho más de lo que se ganó, a pesar de la evidente modernización del campo. Esta tecnificación del rural, aunque necesaria para ser competitivos, no genera nuevos puestos de trabajo sino que, al contrario, se automatizan los procesos y se libera mano de obra. Salvando las distancias es el mismo proceso que ocurrió con la Revolución Agrícola en Inglaterra (S.XVII y ½ mitad del XIX) que desembocó en la Revolución Industrial y el consiguiente crecimiento de las ciudades en detrimento del campo. En las últimas décadas los agricultores más importantes invierten en cuota láctea, maquinaria y otros dispositivos con el fin de ponerse al día con el resto de Europa.

Por un lado, Galicia lucha trata de implementar políticas agrarias que favorezcan el desarrollo rural y limiten el despoblamiento de bastos espacios de su geografía. Estas políticas se necesitan para cambiar y mejorar la situación rural pero quizá sea errónea la forma de aplicarlas (de arriba hacia abajo) y fuese mejor actuar como un GDR (Grupo de Desarrollo Rural) de abajo hacia arriba. Piensa local, actúa global.

Autor: Víctor Bouzas

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Víctor Bouzas Blanco

Licenciado en geografía y Postgrado en Tecnologías Digitales de Documentación Geométrica del CSIC. Especialista en diseño cartográfico y análisis geoespacial.

2 comentarios

  1. E incorrecto decir que «se viene de presentar el nuevo Plan de Desarrollo Rural de Galicia (PDR) para el período 2014-2020» este Plan «está secuestrado» a opinion publica e a participacion cidadá, o goberno Galego o oculta o que é non so unha falta de transparencia senon completamente ilegal.
    ¿En qué lugar se pode consultar tan relevante documento para o agro galego?

  2. Con un rural absolutamente desestructurado en servicios básicos como sanidad, comunicaciones o educación, es una quimera pensar que es posible la recuperación de población. Ni la derrochadora política de subvencionar parejas con niños de algunos municipios pasa de añadir un soplo de aire. El banco de tierras y otras medidas claramente expropiatorias son una excusa amable para hacer desde la xunta su política cacique de vender por dos céntimos el territorio a las mineras y empresas energéticas que no generan trabajo ya que sus procesos hoy dia están totalmente automatizados. Algunos sinvergüenzas si sacarán jugosos beneficios por firmar todos los papeles que les pongan delante.

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