Reducir las emisiones de CO2 es un objetivo prioritario para el Planeta

CO2
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El mundo está pendiente de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). El exceso de este gas es el principal causante del calentamiento de la atmósfera por el efecto invernadero. Os mostramos un vídeo y un gráfico con datos contundentes para comprender la importancia del cumplimiento de las resoluciones de la COP21 de París. El calentamiento global agrava la falta de acceso al agua e incrementa las sequías.

Un año en la vida del CO2 atmosférico

Este vídeo, generado por un modelo computarizado de alta resolución del NASA’s Goddard Space Flight Center, es espectacular y esclarecedor. Muestra dónde se genera el CO2 y cómo este gas viaja por la atmósfera. En el vídeo también podemos ver la emisión de monóxido de carbono (CO), un gas tóxico que no causa efecto invernadero pero que es uno de los contaminantes que más perjudican la capacidad de la atmósfera para autoregenerarse eliminando otros contaminantes.

© NASA’s Goddard Space Flight Center/B. Putman

 El CO2 se representa en una escala de colores del azul al púrpura (abajo a la derecha); el CO en la escala de grises.

Conviene observar:

  • La mayor parte del CO2 se genera en el hemisferio Norte, con tres focos principales: EEUU, Europa y China.
  • Los gases se dispersan siguiendo la circulación general atmosférica; es decir, los vientos dominantes que siguen patrones meteorológicos (Observa como quedan marcadas las borrascas que giran en el sentido contrario a las agujas del reloj en el hemisferio Norte, y en el sentido horario en el hemisferio Sur)
  • En primavera y verano en el hemisferio Norte, las plantas absorben una buena parte del CO2 para la fotosíntesis. Lo podemos ver en el modelo como los colores color rojo y púrpura (máxima concentración) se desvanecen hacia el amarillo y azul a medida que el gas circula de finales de mayo a septiembre.
  • Pero al avanzar el otoño, cuando la fotosíntesis decrece, el CO2 comienza a acumularse de nuevo.
  •  Al transcurrir un año, la mitad del gas que ves, es absorbida por las plantas y la masa del océano. Es por ello que la deforestación (una de las principales causas de la desertificación) y la acidificación del océano (que frena su capacidad de absorber CO2) preocupan tanto a los científicos. La otra mitad permanece en la atmósfera contribuyendo al efecto invernadero que aumenta su temperatura global.
  • El monóxido de carbono (escala de grises) se incrementa principalmente en los meses del invierno austral (de junio a septiembre). Es debido en su mayor parte a los fuegos agrícolas en África y Sudamérica, ya que este gas se produce por la combustión incompleta de carbón, petróleo y madera. Los países industrializados también generan grandes cantidades de CO, principalmente proveniente de los motores de combustión. Podemos ver también cómo estas emisiones son transportadas hacia otras partes del mundo. El tiempo medio de persistencia del CO en la atmósfera oscila entre uno y dos meses, buena parte del gas se oxida creándose CO2, lo que contribuye a incrementar su presencia. Los incendios forestales son grandes generadores de CO.

¿A qué nivel de CO2 estamos?

La historia del CO2 en la atmósfera la podemos ver representada en este gráfico generado a partir de datos de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) estadounidense:

Variación en el tiempo (en miles de años) de la concentración de CO2 en el aire (en partículas por millón) a partir de las burbujas de aire analizadas en el hielo de Groenlandia, la Antártida y los glaciares tropicales. A partir de 1950, los datos provienen de mediciones directas en la atmósfera. Fuente: NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) Grafismo: C. Barredo / Latitud 42 / Fundación We Are Water.

Este gráfico muestra la evolución estimada de la concentración de CO2 en la atmósfera. Empieza hace 450.000 años y acaba en 2015. Podemos observar:

  • Se registran siete ciclos de avances y retrocesos. Durante las glaciaciones, los niveles de CO2 eran de unas 200 ppm, y durante el periodo interglaciar más cálido se situaban alrededor de 280 ppm.
  • A partir de la época de la Revolución Industrial, a principios del siglo XIX, la concentración de CO2 experimenta un incremento espectacular.
  • Entre 2012 y 2013 la concentración supuso un alza de 2,9 partículas por millón, el mayor incremento anual en 30 años y, en 2014, se alcanzaron las 400 ppm.

Para saber más, puedes ver la presentación de Jean-Pascal van Ypersele vicepresidente del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) en el  taller Social Perceptions of Water and Climate, organizado por la Fundación We Are Water en el marco del Día Mundial del Agua 2015. (Ver el vídeo y descargar la presentación]

Estos datos han sido los que han marcado los objetivos de la COP21 de París: reducir las emisiones de CO2 es fundamental para lograr que la temperatura media de la atmósfera no aumente más de dos grados antes de fin de siglo. La disponibilidad de agua en el planeta depende en gran medida de que lo logremos, ya que el calentamiento global, causado por el efecto invernadero, incrementa las sequías en las zonas más vulnerables y las lluvias torrenciales que erosionan el suelo. Ya lo está haciendo y se prevé que lo siga haciendo con más intensidad en el futuro.

¿Qué podemos hacer?

Aunque principalmente los casi 200 gobiernos comprometidos con los acuerdos de la COP 21 son los que van a decidir el cumplimento de los objetivos, cada uno de nosotros podemos hacer mucho.

En primer lugar, reducir todo proceso de combustión que provocamos directamente, como el uso del automóvil y la quema de leña; también tenemos que evitar los gastos eléctricos innecesarios, que a buen seguro son muchos: iluminación, electrodomésticos, aire acondicionado y calefacción son los responsables de buena parte de las columnas de CO2 que has visto en el vídeo.

También tenemos que concienciarnos de que hay que luchar contra la deforestación. Cada árbol que se pierde, es CO2 que se queda en la atmósfera. Todos tenemos de ser muy conscientes de un ciclo perverso: si la temperatura aumenta, también lo hará la transpiración de la vegetación, con la consiguiente reducción de la humedad del suelo; si a esto le añadimos menos lluvia y chubascos más violentos, obtenemos mayor erosión y deforestación, con lo que se reduce la absorción de CO2.

Fuente: We Are Water Foundation

 

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Víctor Bouzas Blanco

Licenciado en geografía y Postgrado en Tecnologías Digitales de Documentación Geométrica del CSIC. Especialista en diseño cartográfico y análisis geoespacial.

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