Peatonalización la eterna discusión

Peatonalización, término que alegra y disgusta al mismo tiempo, generando grandes polémicas a favor y en contra de la misma. ¿Pero es positiva la peatonalización?  En este artículo  vamos abordar este proceso.


Desde hace unas décadas muchas ciudades han realizado en mayor o menor medida una apuesta por la peatonalización, con distintos resultados.  Pero realmente, ¿la peatonalización supone una mejora de la calidad de vida?

En principio  la peatonalización es positiva,  se gana en calidad ambiental, menos contaminación acústica y atmosférica, debido a la restricción de vehículos. Además se gana espacio público, permitiendo a los peatones disfrutar más de la vía (circulación más fluida del peatón, los niños tienen más espacio de juego, etc.) y mejorando la movilidad de las personas con discapacidad.

Este espacio ganado, también permite  mejorar la calidad del vial, ya que  se pueden instalar mobiliario urbano, como bancos,  crear zonas verdes, etc.

 ¿Y dinamiza la economía?

El cierre de las calles suele convertirse en un punto de atracción, ya que el peatón circula de manera más fluida y cómoda.  Gran parte de las calles comerciales de las ciudades se encuentran en vías peatonales. Por otro lado, en los cascos históricos la peatonalización de las sus calles ha supuesto la revitalización turística de estas zonas.

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Entonces, ¿por qué el cierre de las calles al transporte motorizado es percibido por parte de la población como miedo e inquietud, especialmente por sus habitantes?

Tanto los habitantes como comerciantes de la zona están acostumbrados a utilizar el coche  en su vida diaria,  y la peatonalización supone un cambio  en sus  modos de vida. El arraigo de estos hábitos de vida puede suponer un gran hándicap para su aceptación social. Por esta razón se debe gestionar de manera adecuada y flexible la entrada de vehículos. Si la gestión es muy permisiva la peatonalización no tendrá ningún beneficio, y si es muy restrictiva favorecemos su musealización, propiciando la despoblación de la calle.

En segundo lugar, cuando cierras una calle al tráfico rodado estos vehículos no desaparecen por arte de magia, sólo se concentran en otras vías. Esto puede provocar atascos, llevando los problemas de contaminación  y congestión a otras zonas de la ciudad. Por tanto, es necesario tener en cuenta este cambio de flujos y planificar en consecuencia. Mediante la reorganización del tráfico rodado, la planificación de las zonas de aparcamiento y la implantación o mejora del sistema de transporte público.

Por regla general, estoy a favor de la peatonalización pero  sujeto a una planificación, ya que sin ella, puede provocar más problemas que soluciones.

Autor: Jose M. Taboada  Contacto: jtaboada@tysgal.com 

 

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Jose Taboada

Licenciado en Geografía, Postgrado en Ordenación y Desarrollo Territorial (USC) y Master de Sostenibilidad y Responsabilidad Social Corporativa (USC).

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